Os
voy a contar una historia:
Hace
exactamente un año, tal día como hoy, después de una intensa semana de lluvias,
al final se avecinó una gran tormenta, como consecuencia de aquel temporal. Fue
tal el destrozo que hizo, que durante las horas que duró, pensé que no podría
volver a ver sol, ajena a lo que tenía que suceder.
De
repente, en medio de esa tormenta, una diminuta Estrella luchaba por sobrevivir
al temporal, parecía que no tendría posibilidades, pero aún así, esa pequeña
pero fuerte Estrella, no dejó de luchar por mantener intacta su luz. Poco a
poco, cuando me di cuenta de la preciosidad que tenia delante de mí, dejé de
tenerle miedo a la tormenta, ya no me importaba tanto su furia, en cambio me centré
en observar a esa maravilla de la naturaleza, que cuando más la observaba, más
me enamoraba. Era pequeñita, graciosa, muy dulce... y desprendía tal cantidad
de amor que en el acto juré que nunca nada ni nadie podrían hacerle daño, que
intentaría que mantuviese intacta esa luz y esa fuerza que en esos momentos de
oscuridad me iluminó para que pudiese ver que en medio de las adversidades, el
amor prevalece por encima de todo.
Con
el tiempo, mi Estrella me ha acompañado durante todo este año, hemos pasado
todo este tiempo disfrutando del solo hecho de estar juntos, de abrazarnos, de
mirarnos y de saber que si mañana fuese mi último día, habría valido la pena
haber conocido a mi Estrella, que tan profundo llevo en mi corazón.
Hoy
más que nunca, mi Estrella resplandece como nunca antes la había visto, y en
este día tan especial, me gustaría pedirle un favor:
NO
DEJES NUNCA DE BRILLAR, ESTRELLA QUERIDA, QUE TU LUZ ES TAN GRANDE Y HERMOSA,
QUE ES LO ÚNICO QUE ME DA FUERZAS PARA SEGUIR ADELANTE CUANDO LAS TORMENTAS SE
CIERNEN SOBRE MÍ. TE QUIERO MI ESTRELLA, SIEMPRE SERÁS MI LUZ, LO MÁS HERMOSO Y
VALIOSO QUE TENGO.
TE QUIERE, TU MAMI.