Aveces entre los teletipos se cuela una noticia tan inverosímil que primero te dibuja en el rostro una sonrisa incrédula y luego activa un viejo reflejo de la profesión que te lleva a mirar el calendario para comprobar si ha llegado el Día de los Inocentes. El título del despacho no puede ser más sugestivo: «Arrestan a una joven 'vampiro' por atacar a mordiscos a un anciano». Está fechado en Miami y remite a un suceso ocurrido la semana pasada en St. Petesburg, una ciudad de Florida que por su benigna climatología se ha convertido en uno de los destinos preferidos de los jubilados estadounidenses. ¿Vampiros en un trasunto de Benidorm en pleno Golfo de México? A los de St. Petesburg les gusta alardear de que tienen un sol espléndido durante 360 días al año, así que los pobres descendientes del Conde Drácula, que al fin y al cabo son criaturas de la noche y las tinieblas, no lo deben pasar muy bien por allí.
Pero en fin, volvamos al teletipo. La joven, detalla el texto, fue acusada de arrancar a mordiscos pedazos de la cara y de un brazo a un pobre jubilado de 69 años que dormitaba en su silla de ruedas en el porche de un restaurante. En un mundo tan intercomunicado como el de ahora ocurren todos los días un buen número de sucesos extravagantes. Es más, una hipotética sección dedicada a las truculencias disparatadas sería un éxito garantizado, como ya lo demostró en su día el diario 'El Caso'. La vieja máxima de que los sucesos son la madre del periodismo sigue tan lozana como siempre. Continuamos con el despacho: «Milton Ellis (la víctima) dijo a los agentes que se despertó cuando la joven se echó sobre él. Esta le dijo que era un 'vampiro' y que se lo iba a comer, según detalla el informe policial».
El teletipo cita el nombre de la fuente -Bill Proffitt, portavoz de la Policía de St. Petesburg- para dar mayor credibilidad a la información. Un vistazo a las ediciones de internet de los periódicos de la zona confirma la noticia y aporta algunos detalles que no aparecen en el despacho. La 'vampiresa' tiene 22 años, se llama Josephine Rebeca Smith y terminó recientemente un grado de asistente de clínica dental. El 'St Petesburg Times', que es el diario local, añade que la joven coincidió con el jubilado en el momento en que empezaban a caer unas gotas y ambos buscaron refugio bajo el toldo de un restaurante. Debía de ser justo antes de medianoche, precisa el artículo, así que el buen hombre no tardó en quedarse medio dormido en su silla de ruedas.
A la fuga ensangrentado
El jubilado fue trasladado a un hospital mientras los agentes emprendían la búsqueda de la supuesta agresora. «La encontraron en el porche del restaurante donde había ocurrido el ataque», continúa el autor de la crónica, que se regodea en los detalles y precisa que «estaba medio desnuda y cubierta de sangre de su víctima. La Policía -aquí el redactor se cubre para evitar suspicacias- aseguró que la mujer no había sido objeto de ninguna agresión». El jubilado, que al parecer es un sin techo y por eso se encontraba vagando de noche por las calles, fue dado de alta al cabo de un par de días después de haber recibido unos cuantos puntos para cerrar las heridas. En cuanto a la autoproclamada vampiresa, la Policía asegura que no recuerda nada de lo ocurrido esa noche. De momento está en prisión bajo fianza de 50.000 dólares acusada de agresión a una persona de edad.
Algunos medios no han tardado en relacionar el incidente con la avalancha de libros, series y películas sobre vampiros de los últimos tiempos. Hay expertos que afirman que la actualización del mito de los herederos del Conde Drácula a través de novelas como 'Crepúsculo', llevada luego al cine con rotundo éxito, habría podido influir en algunos adolescentes hasta el punto de hacerles confundir realidad y ficción. La especulación sobre el origen de la supuesta agresión podría prolongarse hasta el infinito sin sacar nada en claro. Lo único que parece definitivo es que la leyenda de los vampiros, esos seres que se alimentan de la sangre de los vivos y que están dotados de una extraordinaria capacidad de supervivencia pese a que están muertos, sigue más vigente que nunca.
Uno de los mayores estudiosos del fenómeno en España es Jordi Ardanuy, un doctor en Física que da clases en la Universidad de Barcelona y que aporta en su libro 'Los Vampiros ¡Vaya Timo!', de la editorial navarra Laetoli, algunas claves que ayudan a explicar la vigencia del mito. Cree Ardanuy que el vampirismo tiene unas características que encajan como anillo al dedo en el mundo actual. En una entrevista a propósito de la publicación del libro, el profesor decía lo siguiente: «La inmortalidad sigue siendo un tema muy tentador, sobre todo en una sociedad exacerbadamente narcisista que es cada vez más individualista y egocéntrica; el vampiro toma lo que desea y lo hace cuando quiere, sin que le importe nada más».
Uno de los casos más estudiados sobre la creencia en vampiros es el de Arnold Paole (fallecido en 1732 en Medveja), un hajduk (partisano) serbio que supuestamente se convirtió en vampiro tras su muerte. Los escritos señalan que Paole fue atacado por un vampiro pero que se curó él mismo tras seguirlo hasta su tumba, desenterrarlo, cortarle la cabeza y comer tierra de la sepultura mezclada con la sangre del vampiro. Murió aplastado por un carro, pero pasados unos días su cadáver no mostraba señales de descomposición y su sangre fresca, apuntan los informes médicos de la época, «fluía desde sus ojos, nariz, boca y orejas». El informe médico que dio origen a la leyenda tiene que ver con la poca comprensión que se tenía entonces sobre el proceso de descomposición de los cadáveres. El hecho de la presencia de sangre en las cavidades del cuerpo de Paole se explica mediante la costumbre de enterrar a los sospechosos de vampirismo boca abajo incluso clavando piernas y brazos al fondo del ataúd.
http://www.eldiariomontanes.es/v/20110915/sociedad/otras-noticias/josephine-vampiresala-leyenda-vampiro-20110915.html
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